Zacapoaxtla, Pue.-  El Maestro en Derecho, Ricardo Betancourt González, en entrevista  para este medio, dio a conocer que es muy  común pensar que de acuerdo a los protocolos y recomendaciones de las autoridades de salud , la población vulnerable más afectada desde el inicio de esta pandemia sean menores de edad, mujeres embarazadas y adultos mayores, sin embargo en los últimos días la cifra de defunciones en personas que oscilan entre los 25 a 48 años de edad ha ido en aumento razón por la que estos datos  se deben de tomar en cuenta para que no pasen desapercibidos por las autoridades y por la sociedad.

Betancourt González, también  mencionó que las autoridades  judiciales y de asistencia social en el Estado de Puebla , están advirtiendo un  incremento considerable  en el número de defunciones por  Covid-19 en personas en el rango de edad antes mencionado, dato que de fondo debe de ser analizado muy de cerca ya que estás corresponden a  jefes de familia y/o  personas económicamente productivas.

Ello implica que descendientes de fallecidos se coloquen en orfandad e inseguridad ante la imposibilidad de que los  abuelos y tíos no  puedan en determinado momento  hacerse cargo de los menores en caso de quedar desamparados,  también es importante considerar las  limitaciones que pudieran presentar organismos como DIF Estatal o Municipal para atender estos casos.

Si bien es cierto, el Código Civil para el Estado prevé en materia de patria potestad a falta de los padres, que son quienes la detentan de forma natural, corresponde ejercerla a los abuelos maternos y paternos,  a falta de ambos a los tios. Tal resolución la emite un juez en materia familiar con apoyo del Sistema DIF; empero que en los tiempos actuales tales normas no siempre pueden ser aplicadas ante la imposibilidad física, material o económica de dichos familiares y el apoyo que brindan las instituciones sociales a menores de edad expuestos es temporal y limitado, máxime ahora que han reducido planta laboral y tiempos de trabajo.

Todo esto se traduce en que la propagación del virus está materialmente incrementando los índices de orfandad y que si bien existen medios jurídicos e instituciones, ello no siempre resulta factible de cumplirse.

De ahí la imperiosa necesidad de que la sociedad tome conocimiento y conciencia de limitar al máximo el riesgo de contagio, pues ello no sólo afecta en  forma individual a las personas sí no a sus descendientes quienes dependen de ellos.